En Baja California existen varios lugares donde se pueden apreciar estas pictografías. Desde El Vallecito en Mexicali, pasando por San Quintín hasta llegar al sur y visitar la Sierra de San Francisco. reflexión sobre la sociedad actual.
“Fueron hechas por los primeros pobladores como testimonio de su vida. Es la manifestación más antigua del arte”, nos explica José Luis, uno de los guías de esta ruta en Baja California. Llegamos a El Vallecito, son las diez de la mañana y el verano es cálido en esta región del país.
Aquí, en El Vallecito, se pueden apreciar distintos grupos de pinturas rupestres que, según registros, se comenzaron a pintar hace más de 4,000 años. Van desde figuras geométricas hasta elementos figurativos donde se distinguen estrellas, animales y formas humanas.
“La pintura que deben ver es El Diablito, así le llamamos a este conjunto de dibujos que tiene como elemento central la figura de una persona con cuernos”, dice José Luis, y es que, según la leyenda, cada 21 de diciembre, durante el solsticio de invierno y al salir el sol, la luz invade la cueva iluminando cada motivo pictórico hasta llegar al mismo centro de El Diablito.
Tras la revelación, tomamos rumbo al siguiente punto del recorrido: San Quintín, un destino conocido también por su belleza natural y biodiversidad, y uno de los lugares con mayor cantidad de sitios con arte rupestre en México.
La autoría de estos dibujos es otorgada a la tribu yumana, quienes los realizaban durante el invierno, cuando permanecían dentro de sus casas o cuevas para resguardarse del clima. Datos del Museo Local de San Ignacio, en Baja California, dedicado al arte rupestre, dan cuenta de ello.
Al llegar a San Quintín, visitamos el sitio arqueológico Mesa del Carmen. Este lugar destaca por lo bien conservado que están estos murales, con pigmentaciones rojizas y negras, donde se retratan representaciones de animales como el venado, el coyote o los peces.
En San Quintín comeremos antes de viajar por carretera al último punto del recorrido. Lo mejor es recorrer las primeras tres horas en auto y dormir en Guerrero Negro, para que, al día siguiente, sigamos tres horas más a la Sierra de San Francisco, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Antes de llegar ahí, nuestro guía nos advierte que existen muchos otros lugares en Baja para apreciar este legendario tesoro: “Está la zona de Las Pintas, donde hay un conjunto de enormes rocas con cientos de dibujos en color blanco”.
Ya en San Francisco, hacemos un viaje cuesta arriba montados en una mula para llegar a la sierra donde se encuentran las pinturas. Estamos en el desierto Central. El camino ya es un espectáculo paisajístico en el que, seguramente, estos antiguos pobladores se inspiraron.
Entre planicies y mesetas, nos encontramos con las misteriosas pinturas, todos nos preguntamos cómo hicieron para dibujarlas con tal perfección, y un silencio abrumador nos contagia, mientras, José Luis nos da su explicación: “Este lugar es un reflejo único del trabajo artístico de estas tribus. Muchos de ellos hacían rituales especiales antes de pintar, de hecho, es muy probable que estos trabajos se hicieran bajo la supervisión de su chamán”
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